Por un lado, hacía tiempo que no hacía mousses de chocolate, y por otro, el descubrimiento de un nuevo ingrediente, la pasta filo, me animó a realizar esta receta.
Para la mousse de chocolate utilicé (salió bastante cantidad):
- 6 huevos separando claras de yemas
- 500 ml de nata para montar
- tableta y media de chocolate de cobertura
- 12 láminas de gelatina (me pasé, con 4 a lo sumo, hubiera bastado)
- 200 gr de azúcar moreno
El primer paso es cortar la pasta filo en el tamaño adecuado.
A continuación, en unos moldes de magdalena, introducimos entre 3 y 4 láminas de pasta filo cubriendo bien los moldes.
Horneamos durante 7-10 minutos a 180º hasta que la pasta se dore y endurezca.
Resultan unos recipientes comestibles crujientes muy ligeros. Cuidado que son muy frágiles. Los que se agujerearon los aprovechamos rellenándolos con un relleno que no gotea, como fue nata montada y mermelada.
Empezamos a preparar la mousse, montando las 6 claras a punto de nieve. La nata montada con un poco de azúcar y manteniendo la mezcla fría durante el proceso. Y, a parte, fundiendo una tableta y media de cobertura de chocolate negro con las yemas, el azúcar y la gelatina.
Una vez preparada la mezcla y atemperada, la ligamos con las claras a punto de nieve y con la nata montada usando una lengua pastelera con movimientos envolventes.
Vertemos la mezcla en los recipientes de pasta filo y lo metemos en la nevera unas horas (del orden de 4 horas).
Queda un resultado bastante apetecible a la vista a la par que rico donde TODO es comestible :P