Hace tiempo que teníamos en mente la divertida idea de hacer una tarta pocilga, con sus cerditos de fondant. Su elaboración puede parecer compleja, pero en realidad es bastante sencillo.
En primer lugar, decidimos preparar un bizcocho casero de canela, con menos azúcar de lo normal con el fin de compensar la dulzura del resto de elementos.
Mientras el bizcocho base se horneaba aprovechamos para modelar los cerditos con fondant previamente teñido de color rosa con colorantes alimentarios.
Manejar fondant es como jugar con plastilina, así que si se te daba bien de pequeño, ahora es hora de retomar habilidades casi olvidadas...
Una vez el bizcocho estuvo horneado (ojo con abrir la puerta del horno antes de que acabe de cocerse, hay que evitarlo si no queremos un bonito volcán...), procedimos a "construir" la valla de la pocilga de los cerditos utilizando barras de kit kat. Las pegamos con un poco de cobertura de chocolate fundida.
Para darle realismo, utilizamos kit kat de varios colores (de chocolate con leche y de chocolate negro) así como cortarlos a distintas longitudes.
El paso siguiente es el favorito de los amantes del chocolate: fundimos una tableta entera de chocolate de cobertura. Hay que tener cuidado con este paso, pues el chocolate, según el tiempo y la temperatura que empleemos para fundirlo, puede tener un resultado u otro.
Si se sobrecalienta o nos pasamos de tiempo, resultará un chocolate demasiado blando y grumoso (como nos pasó en este primer intento de tarta pocilga), otro problema es que en este estado no solidificará al enfriar (lo cual nos conviene en esta tarta, pues se consigue el efecto de barro).
Y, finalmente, colocamos los cerditos en el "barro" de chocolate:
Por último, empezó la dulce carnicería, papá cerdito fue el primero en ser devorado...
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